Un destello de esperanza para los enfermos oculares

By Biomedicina

La empresa granadina Limno Pharma ha mejorado la estabilidad y la eficacia del resveratrol, un compuesto que presenta buenos resultados en el tratamiento de patologías degenerativas de la retina

Las personas que sufren degeneración macular asociada a la edad (DMAE) o retinosis pigmentaria (RP) no cuentan actualmente con un tratamiento que resulte eficaz. Para la última patología existe una terapia génica que se escapa de los bolsillos y, para colmo, no está orientada para todos los pacientes que la padecen. De esta manera, el trabajo llevado a cabo en el Parque Tecnológico de la Salud de Granada por parte de Limno Pharma supone un destello de esperanza para estos enfermos oculares que progresivamente van perdiendo visión.

 

De ello está convencido el doctor Juan Carlos Morales, investigador del Instituto de Parasitología y Biomedicina López Neyra – CSIC y fundador de esta ‘startup’ nacida hace ahora un año escaso. El trabajo llevado a cabo por la compañía consiste en mejorar el efecto del resveratrol, un compuesto presente en la naturaliza con mucho potencial a la hora de tratar enfermedades degenerativas. Esta molécula se administraba hasta ahora por vía oral y se eliminaba con velocidad del organismo, por lo que había que suministrar dosis grandes que provocaban efectos secundarios. Ahí es donde entró Limno Pharma para crear un derivado químico del compuesto con tal de mejorar la estabilidad y la eficacia del mismo.

 

Ante las dificultades encontradas para poner en marcha su proyecto, Morales reconoce con sorna que «hay que estar muy loco para que un investigador monte una empresa, pero para mí ha sido la oportunidad de darle sentido al trabajo que hacemos. Es la ocasión de dar aplicación directa de algo de lo que se puede beneficiar la sociedad, en este caso pacientes que no tienen cura ni tratamiento. Podríamos haberlo publicado y meter la idea en un cajón… O intentar montar una empresa para desarrollarla».

 

El funcionamiento de este complejo derivado del resveratrol consiste en activar una súper enzima que se encarga de regular otras enzimas y que se ponen en marcha al detectar problemas en los fotorreceptores. En palabras de Juan Carlos Morales, «lo que hace el compuesto es apagar el fuego que aparece en las células y evitar que se propague a las células cercanas. A día de hoy existe una terapia génica que lo que hace es incluir ese gen defectuoso para recuperar la visión, pero no detiene la degeneración, por lo que con el tiempo los pacientes vuelven a perder visión. Nuestra intención es que en el futuro seamos un complemento a esas terapias génicas, no una competencia».

Nada más empezar su andadura, Limno Pharma tuvo que abonar el pago de sendas  patentes de sus derivados, lo que supuso una inversión inicial de unos 40.000 euros nada sencilla de reunir. «A las empresas farmacológicas no les gusta financiar proyectos en unas fases iniciales, sino que prefieren aquellos que ya tienen resultados en pacientes. Nos presentamos a un programa del Banco Sabadell de ‘startups’ en el que no nos escogieron, pero en el panel evaluador había muchos consultoras y a una le gustó el proyecto, por lo que se puso en contacto con nosotros tras ese certamen. Ellos decidieron hacer frente a la inversión inicial y así fue como empezamos a andar en marzo del año pasado», rememora Morales.

 

El espaldarazo definitivo lo recibió Limno Pharma el pasado mes de diciembre, cuando fueron galardonados en el EIT Health Summit de París. Eso les ha permitido una mayor visibilidad a su proyecto, lo que redundará en la entrada de más capital. El fundador sostiene que, a día de hoy, están inmersos en la búsqueda de más inversores con tal de terminar la prueba de concepto y empezar a hacer preclínica, que es el siguiente paso. «Ya sabemos que llega a la parte de atrás del ojo, lo que es complicado, y al nervio óptico. Es posible también que alcance el cerebro y por eso sería interesante tener algún dato para comprobar que no es neurotóxico», explica Morales, quien aclara que toda la investigación que están realizando actualmente está subcontratada en el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (CABIMER). «Nuestra idea no es tener un laboratorio propio, sólo una oficina para gestionar el desarrollo del fármaco, para así evitar una inversión inicial aún mayor», matiza. De igual modo, Morales subraya la relevancia del BIC Granada (Business Innovation Center) en sus primeros pasos, así como de la Fundación PTS. «Sin ellos no habríamos podido llegar hasta aquí», admite.

 

En ese sentido, el responsable de Limno Pharma reclama más facilidades por parte de las instituciones, sobre todo en las primeras fases de la creación de una ‘startup’. «En vista de que la industria farmacológica no licenciandesde el principio, hay muchas oportunidades perdidas y los pacientes se quedan sin medicamentos durante años. Sería deseable una mayor flexibilidad, especialmente al principio. Nosotros no tenemos a ningún asalariado y los cuatro fundadores trabajamos en este proyecto en nuestro tiempo libre para atraer inversión y poder desarrollar el fármaco. La Ley de Incompatibilidades nos ha generado muchas trabas en nuestros comienzos. Hasta que llega una inversión, estamos trabajando bajo la figura de asesor científico al no poder ser CEOs de la empresa. Básicamente, hacemos todo lo que podemos para que el proyecto no se muera, esa es la realidad», denuncia Morales. 

 

En su caso, la luz empieza a divisarse al final del túnel, el mismo efecto que pueden conseguir los enfermos de degeneración macular asociada a la edad o de retinosis pigmentaria gracias a los descubrimientos de Limno Pharma. Eso sí, Morales reconoce su intención de avanzar en un futuro en la aplicación de su derivado del resveratrol en otras enfermedades neurodegenerativas, como el alzheimer o la enfermedad de Parkinson. Una interesante línea de investigación a seguir a medio plazo, una vez estabilicen su proyecto inicial para los pacientes oculares.

 

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