“Un reto en Salud Pública que nos deja la pandemia es la mejora de la gestión de los recursos sanitarios ante situaciones de emergencia”

Miguel Rodríguez Barranco es Coordinador de Investigación del Registro de Cáncer de Granada, en la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP). Nacido en Linares (Jaén), y enamorado de Granada, es Doctor por la Universidad de Granada en el Programa de Medicina Clínica y Salud Pública, Licenciado en Ciencias y Técnicas Estadísticas y Título de Experto Universitario en Epidemiología e Investigación Clínica. Inició su etapa profesional en el Instituto de Estadística de Andalucía, trabajando con “fríos” datos económicos hasta que llegó a sus manos una convocatoria para trabajar en el Servicio de Epidemiología de la Región de Murcia, campo que desconocía completamente, pero que llamó su atención al instante. Cuando tuvo la oportunidad de poner sus conocimientos estadísticos al servicio del avance en la investigación en salud quedó inevitablemente cautivado. Desde ese momento, hace 18 años, ha consolidado una trayectoria de investigación en Epidemiología y Salud Pública.

 

Se le llama Escuela, pero es un verdadero centro de investigación integrado por muchos profesionales. Háblanos un poco sobre la historia de la investigación en la EASP.

Sin lugar a duda, la palabra “Escuela” representa nuestros orígenes, constituye nuestra esencia y forma parte de nuestra identidad, pero ya desde su creación la EASP comenzó a desarrollar líneas de investigación en Salud Pública y a establecer alianzas con otras instituciones dedicadas a la investigación que la han llevado a ser un centro referente a nivel nacional e internacional en numerosos campos de la investigación en salud. De hecho, entre las misiones de la EASP se encuentra la de “generar, gestionar y divulgar conocimiento científico en el campo de la Epidemiología, la Salud Pública y los Servicios Sanitarios y Sociales, así como participar en la identificación, vigilancia y evaluación de los factores que determinan la salud y la calidad de vida de la ciudadanía”. Además, la transmisión del conocimiento no se concibe sin el sustrato previo de la investigación. Un buen ejemplo de la labor de investigación de la EASP relacionada con la formación es la codirección, junto con las Universidades de Jaén y Sevilla, del Programa Oficial de Doctorado en Ciencias de la Salud, en el cual se han leído en los últimos cinco años 16 tesis doctorales dirigidas por profesionales de la EASP.

 

¿Cuáles son las líneas de investigación?

La EASP desarrolla actividades de investigación en el ámbito de la salud y los servicios sociales que abarcan el diseño de nuevos métodos y herramientas, el diseño y desarrollo de proyectos propios, el asesoramiento metodológico de proyectos del SSPA y la producción y divulgación científica, como componentes fundamentales para el abordaje de los retos de la sociedad andaluza. Algunas de las líneas de investigación más consolidadas que se desarrollan en la EASP están relacionadas con epidemiología del cáncer y otras enfermedades crónicas; medio ambiente y salud; poblaciones vulnerables, dependencia y cuidados; evaluación de la efectividad, costes y calidad de los servicios de salud; desigualdades en salud según clase social, género, entorno y ámbito geográfico; profesionales, pacientes, ciudadanía y servicios sanitarios; o cronicidad y envejecimiento activo saludable.

 

Vuestros profesionales están a caballo entre la escuela, la universidad y la asistencia. ¿Cuántos profesionales forman parte de las líneas de investigación que desarrolláis?

Muchos de los profesionales de la EASP desarrollamos en mayor o menor medida actividades de investigación. La EASP forma parte del Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación con uno de los grupos más numerosos de Andalucía, con 54 investigadores, 33 de ellos Doctores. Algunos investigadores de la EASP pertenecen a su vez a grupos de investigación de excelencia de la Universidad de Granada o son profesores asociados o profesores visitantes de Universidad, lo que contribuye al desarrollo de líneas de investigación en cooperación directa con el entorno universitario. Nuestra vinculación con la parte asistencial del sistema sanitario se materializa en las múltiples colaboraciones que hacemos desde la EASP para el apoyo de proyectos de investigación en el ámbito clínico.

 

La imagen de una persona sola en su laboratorio no es real en casi ninguna época, pero ahora menos. Se trabaja en red y en colaboración. Háblanos de esas redes y grupos, de los CIBER de los que formáis parte, Ibs, etc

Efectivamente, en los tiempos que corren no se concibe la investigación sin la integración y colaboración de diferentes investigadores, cada uno de ellos expertos en sus respectivos campos de conocimiento, y que permiten la construcción de grupos multidisciplinares que favorecen el abordaje de un problema de investigación desde todas sus facetas. La EASP forma parte de las principales estructuras de investigación a nivel nacional, cuenta con 3 grupos de investigación del CIBER de Epidemiología y Salud del Instituto de Salud Carlos III, y 6 grupos del Instituto de Investigación Biosanitaria ibs.GRANADA. Cabe destacar que la actual Directora Científica del ibs.GRANADA es una profesora e investigadora de la EASP. Estos grupos de investigación de la EASP desarrollan a su vez proyectos colaborativos con otros grupos CIBER que enriquecen aún más la investigación en red y la consolidación de alianzas con otros centros de investigación a nivel nacional.

 

Y llega una pandemia para poner todo patas arriba. ¿Qué líneas y proyectos se han iniciado con la pandemia y qué resultados podemos contar ya?

Todos los profesionales de la EASP nos volcamos desde primera hora en este problema de salud pública para tratar de esclarecer algunas de las incógnitas que estaban por desvelar de este nuevo virus y su enfermedad asociada. Como resultado de las investigaciones que se han llevado a cabo en la EASP se han publicado 33 artículos científicos solo en el año 2020 relacionados con el SARS-CoV-2 y la COVID-19. Uno de los resultados más destacables fue un estudio en colaboración con la Universidad de Granada en el que se pudieron identificar los principales factores de riesgo de transmisión del virus durante el confinamiento en una gran muestra de población a nivel nacional. Esta investigación, que fue publicada en una de las mejores revistas en el campo de salud, tuvo una enorme repercusión mediática a nivel nacional e internacional. En otra de las publicaciones se evaluó el impacto de la pandemia en la salud mental de los profesionales sanitarios, identificándose factores de riesgo asociados con la aparición de estos trastornos. Otras investigaciones han estado enfocadas en el análisis de los efectos las condiciones climáticas y la contaminación atmosférica sobre la propagación del virus, el análisis del impacto de la enfermedad en colectivos específicos o vulnerables, y otros relacionados con en la evaluación de las medidas para la gestión de la pandemia.

¿En qué momento está la investigación en general? ¿Se ha notado un mayor apoyo gubernamental y de presupuesto o es una tirita para una hemorragia de grandes dimensiones? 

Los investigadores hemos insistido desde hace años en la necesidad de una mayor inversión en investigación que nos haga más competitivos en este ámbito y permita situar a nuestro país en los primeros puestos del ranking en cuanto a resultados respecto a los países de nuestro entorno más cercano. Debido a la pandemia, la sociedad en general ha percibido también esa necesidad y ha sido consciente, quizás por primera vez, de la importancia de la investigación para afrontar los grandes desafíos a los que se enfrenta y se deberá enfrentar la humanidad. Los gobiernos tanto nacional como autonómicos deberían hacerse eco de esas reivindicaciones y hacer una apuesta firme y decidida por incrementar los recursos para hacer investigación en nuestro país, que nos acerque a la media europea de inversión del PIB. Una de las debilidades más importantes del entramado de investigación en España es la precariedad y la inestabilidad laboral en la carrera investigadora, que debería ser el primer elemento a abordar para evitar la fuga de cerebros que tanto merma nuestra capacidad para investigar. 

¿Se ha notado esta preocupación en el presupuesto?

Es cierto que la administración autonómica de Andalucía ha apostado en los dos últimos años por el fortalecimiento del tejido investigador, con la oferta de hasta 316 contratos postdoctorales en distintas convocatorias, es necesario garantizar la continuidad de esos nuevos investigadores. El Instituto de Salud Carlos III, por su parte, también ha incrementado este año en un 33% las ayudas para proyectos de investigación y contratación de personal investigador. Todas estas iniciativas son sin duda bien recibidas y ayudarán al fomento de la investigación en nuestro país, pero deberían ser consolidadas y sostenidas en el tiempo para que sus beneficios se noten a medio-largo plazo.

La pandemia pasará. ¿Hacia dónde se dirigirán entonces los esfuerzos de investigación? ¿Qué líneas estratégicas se establecen?

La pandemia de COVID-19 ha obligado a realizar un extraordinario esfuerzo en investigación en muchos campos por tratarse de una enfermedad de nueva aparición y que tiene consecuencias devastadoras, pero desgraciadamente el resto de las enfermedades o riesgos para la salud que estaban ya presentes como los grandes retos en Salud Pública ni han desaparecido ni pueden dejar de ser investigados. De hecho, muchos de ellos se están viendo agravados ya por culpa de la pandemia y requerirán de un esfuerzo adicional para abordarlos en los próximos años. Además de las secuelas directas en la salud de la población provocadas por la COVID-19, y que requerirán de una investigación específica para tratar esas dolencias y evaluar su impacto, una de las consecuencias indirectas que hemos podido ver con la pandemia es cómo ha influido negativamente en la atención de otras patologías y, en consecuencia, a la salud de las personas afectadas. A eso hay que añadir además el aumento de los problemas de salud mental motivado por esta crisis. Otro reto en investigación en Salud Pública que nos ha dejado la pandemia es la necesidad de investigar en la mejora de la gestión de los recursos sanitarios ante situaciones de emergencia como la que hemos vivido, incluyendo una revisión de las cuestiones éticas que se derivan de la distribución y priorización de esos recursos cuando son insuficientes. 

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